Respeto las muy doctas lecturas diplomáticas que se le han dado al viaje del presidente Santos a Cuba. Pero no olvidemos que no hay que "desinvitar" al que no está invitado y a diferencia de las fiestas, las Cumbres no fracasan por falta de asistencia; fracasa el que faltó a ella. La disculpa perfecta para visitar con otro pretexto al nuevo mejor amigo, quien desde Cuba coordina el extremo guerrillero en Caracas. Se sabe quien está en Caracas y no en la frontera recibiendo instrucciones de Chávez para desplegar desde ese lado de la frontera y que el sainete funcione coordinadamente entre las dos comparsas. Se le pone suficiente presión previa a la Cumbre para que el tema adquiera la suficiente relevancia y se justifique el esfuerzo salvador del diálogo y la paz. No nos extrañemos si el moribundo mejor amigo termina jugando un papel protagónico post-cumbre. Nuevamente las preguntas ¿Tiene sentido el pronunciamiento de la cancillería cubana al día siguiente de que Santos regresara a Colombia? Mejor todavía, ¿qué tal la promesa de Chávez de venir a Cartagena, así sea arrastrándose?
Llevamos semanas rasgándonos las vestiduras por un presidente que en lugar de atender la grave situación de orden público prefiere reunirse con Castros y Chávez. Hoy creo que los vítores de guerra de las FARC y la aparente indolencia de Santos no son más que una parte de una oculta agenda de "paz" que como a cualquier colombiano produce tanto ilusión como desconfianza. Debo decir que no critico que sea oculta. No puede serlo de otra forma en estos estadios preliminares.
Lo que juzgo tristemente imperdonable es el precio que el país está pagando mientras tanto. Tantas víctimas inocentes y como nunca antes en su historia, tantos oficiales presos o maniatados. Miles de subordinados suyos replegados para no ser víctimas de la persecución judicial. Millones de dólares de inversión extranjera dudosa de venir a Colombia o claramente arrepentida en los últimos dos meses por los anuncios del recrudecimiento de orden público que llegan desde Colombia. Apenas la semana pasada, en la feria minera más importante del mundo en Toronto, el extraordinario papel del ministro Cárdenas opacado por esas noticias dejan un discurso contradictorio y la sensación del sector privado internacional de que tanta belleza no puede ser cierta. Por eso es que más que una enérgica condena, desde aquí le pido al Presidente que si hay una agenda oculta, la ponga a marchar ya porque una cosa es tener las locomotoras paradas, otra cosa es que "mientras llega la paz", si llega, ya no queden vagones pa´ jalar.
COLOFÓN: Tengo que admitir que estoy feliz con lo que está pasando en Bogotá. Nunca esperé que Petro gobernara, no solo porque no sabe, sino porque no le interesa. Hacer algo en Bogotá después de Samuel era muy fácil. Luego tampoco le tocaba. Para eso trajo a Navarro. Petro estaba en campaña y sigue en campaña, pero para la presidencia. Lo que me gusta es que en muy poco tiempo está logrando desencantar a sus bases y éstas se están desencantando de la izquierda (el Polo, el MOIR, la que sea) y así le sirva o no a Bogotá, se está tirando su propia campaña.
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