sábado, 20 de octubre de 2012

¿Y a los empresarios quién los defiende?


Estoy de acuerdo con que poco o nada diferente se podía esperar del discurso de las Farc en Oslo. Solamente la ingenua euforia de la paz provoca una amnesia suficiente como para olvidar qué son las Farc, qué persiguen y quiénes están detrás de cada palabra que pronuncian.  
También es cierto que una cosa es lo que digan públicamente para recuperar reconocimiento internacional y otra bien diferente lo que resulte de la  negociación de una agenda. No puede hacerse un juicio de esas conversaciones a partir del alegato inicial de una de las partes cuando esas conversaciones ni siquiera han empezado.

Lo que resulta cuestionable son las contradicciones que todo este espectáculo le causa al Gobierno mismo y por ahí derecho, así no lo queramos, a la Nación. Se establecieron unas “reglas de juego” en materia de comunicaciones relativas al proceso. Pues las declaraciones de Márquez fueron tan desafiantes en su contenido que el presidente Santos consideró precarias las de De la Calle y tuvo que salir a complementarlas el viernes con desafortunada alusión a las “banderas de las Farc” y en vehemente defensa de la ley de restitución de tierras.

Al ceder a esa provocación, cae en otra contradicción pero por defecto. Si tenía que responderle a Márquez por encima de De la Calle, no se podía quedar en la ley de restitución de tierras cuando las declaraciones descalifican la inversión extranjera y hacen grave amenaza a empresarios del país.

¿Quiénes son los más grandes contribuyentes de los impuestos que sostienen el Estado y que pagan los costos de procesos como ese con viaje de dos días a Oslo incluido? ¿Quiénes son, si no esos empresarios, las mayores fuentes de empleo de Colombia, amén de la burocracia estatal cuya nómina se paga con los mismos impuestos?

En política resulta tan importante lo que se dice como la elocuencia del silencio cuando se debe hablar.

Entonces ¿el mensaje para los inversionistas extranjeros es que por cuenta de este proceso deben guardar la misma cautela que llevan ejerciendo en Perú desde principios de este año? o ¿será más bien que el mensaje es que el Gobierno está para defender las leyes que han sido su iniciativa pero que los empresarios del país tienen que ver cómo se defienden de las Farc? Porque hoy, gracias al abandono de la Política de Seguridad Democrática, los pequeños empresarios y comerciantes están otra vez pagando extorsiones y vacunas a las Farc en las regiones.

Pero ahí no paran los exabruptos de la legitimación que el proceso le está dando a las Farc, hasta hace un par de meses virtualmente aislada del mundo democrático por cuenta del éxito de la Política de Seguridad Democrática y la inclusión de las Farc como grupo terrorista. Si el presidente Santos habló en respuesta a Márquez, ahora Timochenko, vía una respuesta a Colombianos por la Paz, le propone a Santos celebrar un tratado para el “uso y empleo bilateral de explosivos”.

Quien así habla no solo le tiene sin cuidado su calificación como terrorista, sino que se pone “de tu a tu” con el mandatario colombiano, representante de la institucionalidad nacional. Tratados celebran los estados soberanos y los organismos internacionales, no los grupos terroristas. Timochenko no representa un Estado, una nación o un porcentaje de colombianos superior a los 9000 hombres, mujeres y niños voluntaria, ingenua o forzadamente incorporados en sus frentes.  

De manera que no es cierto que si esto no funciona, se habrá hecho el intento pero no se habrá perdido nada. Costos que ya tiene un proceso que ni siquiera ha comenzado, son el impacto a la inversión extranjera y las amenazas a los empresarios colombianos, no porque lo diga Márquez en Oslo, sino por el silencio del presidente Santos al replicarle desde Colombia.

Pero además, el costo de una relegitimación internacional de las Farc con espectáculos como el de Oslo y la réplica del Gobierno, son innecesarios y derrochadores del esfuerzo que significó aislar a las Farc en el contexto de la comunidad internacional.

COLOFÓN: Si Paraguay no ha levantado, sino antes bien ratificado su orden de captura internacional (solicitud de circular roja de INTERPOL) contra alias Rodrigo Granda y alias Hermes Aguilar ¿cómo puede el Gobierno colombiano andar paseándolos por el mundo como si nada?

Los errores de Camila y “Julito”


Twiffo / Oct 16th 2012

Hoy no fue un buen día para Camila Zuluaga. Tuvo un mal día como los tenemos todos, pero sus errores ponen al descubierto la falta de profesionalismo de nuestro periodismo, particularmente el radial, padecido en exceso en Colombia.

1. Relación con Angela Soto. Dada su relación personal con la encartada Angela Soto, protagonista de la grabación, Camila no debería haber participado de la entrevista, particularmente si la entrevista se centraba en esa grabación. No es un tema de inhabilidades o incompatibilidades que tanto gustan en nuestro medio, como tampoco de conflicto de intereses, término realmente aplicable al caso. Simplemente le pone una carga emocional a su entrevista, la cual se notó, restándole la imparcialidad que espera el oyente y la credibilidad de la que vive el periodista –o mejor debo decir de la que debería vivir-.

2. Julio Sánchez “se salió de casillas” porque Andrés Felipe Arias le contó que ninguno de los delitos que se le imputan tienen que ver con la financiación de su campaña, lo cual es cierto. Un periodista no se puede molestar con el imputado sobre su rosario de imputaciones porque esas no las escoge el imputado; se las imputa el ente acusador. Por eso se llaman imputaciones, no confesiones. Pero aún peor, eso lo que demuestra es que ni siquiera conocen cuáles son los delitos que se le imputan al entrevistado ni en qué consiste cada uno de ellos. El hecho de ser periodistas no los releva de su deber de prepararse, especialmente si quieren llevar la entrevista de la honorabilidad, de la que todos se sienten habilitados para juzgar, a la juridicidad; por lo menos estudien primero cuáles son los cargos y de qué se tratan si quieren conducir una entrevista con conocimiento. La salida de casillas es el callejón de la ignorancia.

3. Es recurrente la falta de asesoría jurídica en la W. Los “internos” que llegan a cabina durante las entrevistas distan de ser una verdadera asesoría jurídica y en las más de las veces son de amigos que no son especialistas en el tema o de espontáneos más ignorantes en la materia que los entrevistadores, amén de los que tienen intereses en el tema y azuzan sin compasión. Azuzar no es acertar. Y por favor, Carlos Ruiz es un redactor judicial.

4. En Colombia los medios se han encargado de confundir la administración de justicia, constitucionalmente conferida a los jueces, con la atribución de editorializar y por ahí derecho deshonrar, adular o victimizar a las personas a partir de la íntima convicción del respectivo periodista. Una parte de ese error se debe a la mediocridad que aqueja a nuestra justicia y su tendencia a aparecer en los medios, cosa que no pasaba en la respetabilidad de que gozaban nuestros jueces. Pero la gran responsabilidad la tienen los mismos medios que confunden la noticia y la imparcialidad de la entrevista con el derecho que también tienen a editorializar. En la entrevista no se editorializa como en el editorial no están en la obligación de poner nada distinto a su opinión. Esta confusión, ya no puede ser ignorancia; es falta de ética.

5. No contenta con la mañana y seguramente movida por tanta crítica, a las tres de la tarde Camila resuelve devolver la lluvia de críticas con un "tweet" en el que se pregunta si tanto “tuitero” hará publicidad “gratis” en una aparente alusión a la hinchada de Andrés Felipe Arias en las redes sociales. Salida desesperada pero muy desafortunada. Si hay un lugar donde la opinión es libre por excelencia son las redes sociales, las mismas que ella emplea, ella sí para capturar oyentes como lo hacen todos los periodistas. ¿Pero que eso lo haga el "tuitero" del común? ¡Por favor! La palabra PUBLICIDAD no tiene cabida. Y lo que menos cabida tiene y por lo cual le acabó por caer todo un chaparrón, es porque las redes sí no perdonan que se vea la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Si resultó “beneficiaria” de $35 millones de pesos de los Nule y su amiga de la entrevista habría pecado por un posible favorecimiento indebido, ¿cómo se atreve siquiera a insinuar eso en Twitter? Ni ignorancia ni falta de ética...

viernes, 5 de octubre de 2012

Perversamente Magistral


Nuevamente hoy amaneció el país dedicado a la salud del Vicepresidente. Todos los medios de comunicación entrevistaron a Angelino Garzón así como al tristemente célebre presidente del Congreso y la opinión volvió a dividirse sin percatarse de que todo este nuevo episodio, de los que a diario vive Colombia gracias a los medios, no fue sino una muy bien orquestada estrategia para revitalizar la salud del Presidente y que todos olvidemos la palabra cáncer cuando de la salud del presidente se trate. 

Razón tienen quienes dicen que Juan Manuel Santos gobierna para las encuestas.

La formación “gringa” del Presidente le indica que si algo es un “issue” para la opinión pública es la salud de su presidente y la de sus candidatos. Así el cáncer de Santos tenga tan buen pronóstico como dicen que tiene, y la cirugía haya sido tan exitosa como se dice que lo fue, el Presidente sabe que tiene que sacar de la discusión el tema de su salud y en lo posible, que esa palabrota que empieza por “c” (aclaro que me refiero a cáncer) se esfume rápidamente en el amnesia colombiana que nos caracteriza.

Bastó una llamada a Roy (me sigo preguntando si eso es un nombre de pila). Sí, bastó llamar al más idiota de todos los útiles –y aquí no cabe “el más útil de todos los idiotas” porque sería ponerlo a nuestra altura- y pedirle que en su condición de presidente del legislativo activara un mecanismo legal que con interés constitucional resuelva la incógnita de la sucesión eventual.

El Útil no solamente lo hizo ágilmente sino con todo el apoyo parlamentario. Sus respuestas en las entrevistas, debo reconocerlo, fueron impecables, tanto política como jurídicamente, además con una justa dosis de contenido médico igualmente acertada. Tanto es así que el mismo Vicepresidente dijo en la mañana del jueves que aceptaría la visita y se sometería a todo lo que el equipo médico designado indicara.

Pero el Vice visitó en su lecho de recuperación a su jefe y después de esa visita cambió de parecer. Su discurso en la tarde fue otro, con las consecuencias por todos conocidas, entre las cuales se empezaron a acuñar expresiones como “golpe de estado”. 

El viernes amanecemos con entrevistas al Vicepresidente en las que defiende al Gobierno como un todo y centra el debate en la Vicepresidencia, que no en la salud del Presidente. Lo hace de forma tan exagerada que a varios pone a dudar sobre su salud mental, de la que dicho sea de paso sí goza, y expone por todos los medios sus limitaciones en el habla, con lo cual reafirma en otros que “él sí está enfermo”. 


Cae la tarde en Bogotá y Santos no tiene próstata ni cáncer y seguramente ya mañana nadie se acuerda que tuvo una cirugía por cáncer. Magistral!

¿Qué pasó en esa visita del Vice a su jefe? 

Se sabe que Juan Manuel Santos habría llamado a Angelino a decirle que él no tenía nada que ver con lo que estaba haciendo Útil Barreras. Angelino llega a la Santa Fe y Juan Manuel le dice con tono indignado que lo que el legislativo está haciendo es socavar la institucionalidad y que él le ruega que por la dignidad del Ejecutivo, se niegue a tan denigrante afrenta. 


Angelino se sorprende y se siente nuevamente parte del equipo, no del de los enfermos, sino del de los “alentados”. Sale en la tarde a enarbolar la tesis de la defensa de las instituciones sin percatarse, con la ingenuidad del colombiano de buena fe, que lo que está es sacando de los medios el tema de la salud del presidente para reemplazarlo por el de su propia salud y exponiéndose a los medios con una dicción afectada y una emocionalidad exagerada producto de la conversación con Santos, características que el público no lee con benevolencia sino con preocupación.

¿Qué hizo Santos? 

Primero, sacar el cáncer de próstata de la prensa y por ahí derecho lanzarlo por la senda hacia el hoyo negro de la amnesia Colombia. Algo muy parecido a lo que ha pasado con el cáncer de Chávez en los últimos meses; pocos hablan de eso y poco importa en el debate electoral del domingo. 


Segundo, convence a Angelino de que son un equipo monolítico y Angelino sale agradecido por tanta solidaridad, sintiéndose uno solo con Santos y sin darse cuenta que lo que Santos va a lograr horas después es volver a poner a Angelino en el ojo del huracán y a reemplazar el cáncer de próstata por un ACV perverso y eventualmente incapacitante. 


Tercero, ir creando en la opinión pública la idea de que el que de veras está enfermo es el Vicepresidente y que eventualmente, cuando las cosas lo ameriten más adelante o cuando al Vicepresidente le dé por hablar de víctimas o derecho humanitario en épocas de diálogos de paz, sea fácilmente removible del camino de la Oculta Agenda de Paz. 


No de poker sino a tres bandas, pero perversamente Magistral.

Por si las moscas, advierto a los lectores de este Blog que el contenido de esta entrada es producto de la ficción.