Nuevamente hoy amaneció el país
dedicado a la salud del Vicepresidente. Todos los medios de comunicación
entrevistaron a Angelino Garzón así como al tristemente célebre presidente del
Congreso y la opinión volvió a dividirse sin percatarse de que todo este nuevo
episodio, de los que a diario vive Colombia gracias a los medios, no fue sino
una muy bien orquestada estrategia para revitalizar la salud del Presidente y
que todos olvidemos la palabra cáncer cuando de la salud del presidente se trate.
Razón tienen quienes dicen que Juan Manuel Santos gobierna para las encuestas.
Razón tienen quienes dicen que Juan Manuel Santos gobierna para las encuestas.
La formación “gringa” del
Presidente le indica que si algo es un “issue” para la opinión pública
es la salud de su presidente y la de sus candidatos. Así el cáncer de
Santos tenga tan buen pronóstico como dicen que tiene, y la cirugía haya sido
tan exitosa como se dice que lo fue, el Presidente sabe que tiene que sacar de
la discusión el tema de su salud y en lo posible, que esa palabrota que empieza
por “c” (aclaro que me
refiero a cáncer) se esfume rápidamente en el amnesia colombiana que nos
caracteriza.
Bastó una llamada a Roy (me
sigo preguntando si eso es un nombre de pila). Sí, bastó llamar al más idiota
de todos los útiles –y aquí no cabe “el más útil de todos los idiotas” porque
sería ponerlo a nuestra altura- y pedirle que en su condición de presidente del
legislativo activara un mecanismo legal que con interés constitucional resuelva
la incógnita de la sucesión eventual.
El Útil no solamente lo hizo
ágilmente sino con todo el apoyo parlamentario. Sus respuestas en las
entrevistas, debo reconocerlo, fueron impecables, tanto política como
jurídicamente, además con una justa dosis de contenido médico igualmente
acertada. Tanto es así que el mismo Vicepresidente dijo en la mañana del
jueves que aceptaría la visita y se sometería a todo lo que el equipo médico
designado indicara.
Pero el Vice visitó en su lecho
de recuperación a su jefe y después de esa visita cambió de parecer. Su discurso
en la tarde fue otro, con las consecuencias por todos conocidas, entre las
cuales se empezaron a acuñar expresiones como “golpe de estado”.
El viernes amanecemos con entrevistas al Vicepresidente en las que defiende al Gobierno como un todo y centra el debate en la Vicepresidencia, que no en la salud del Presidente. Lo hace de forma tan exagerada que a varios pone a dudar sobre su salud mental, de la que dicho sea de paso sí goza, y expone por todos los medios sus limitaciones en el habla, con lo cual reafirma en otros que “él sí está enfermo”.
Cae la tarde en Bogotá y Santos no tiene próstata ni cáncer y seguramente ya mañana nadie se acuerda que tuvo una cirugía por cáncer. Magistral!
El viernes amanecemos con entrevistas al Vicepresidente en las que defiende al Gobierno como un todo y centra el debate en la Vicepresidencia, que no en la salud del Presidente. Lo hace de forma tan exagerada que a varios pone a dudar sobre su salud mental, de la que dicho sea de paso sí goza, y expone por todos los medios sus limitaciones en el habla, con lo cual reafirma en otros que “él sí está enfermo”.
Cae la tarde en Bogotá y Santos no tiene próstata ni cáncer y seguramente ya mañana nadie se acuerda que tuvo una cirugía por cáncer. Magistral!
¿Qué pasó en esa visita del
Vice a su jefe?
Se sabe que Juan Manuel Santos habría llamado a Angelino a decirle que él no tenía nada que ver con lo que estaba haciendo Útil Barreras. Angelino llega a la Santa Fe y Juan Manuel le dice con tono indignado que lo que el legislativo está haciendo es socavar la institucionalidad y que él le ruega que por la dignidad del Ejecutivo, se niegue a tan denigrante afrenta.
Angelino se sorprende y se siente nuevamente parte del equipo, no del de los enfermos, sino del de los “alentados”. Sale en la tarde a enarbolar la tesis de la defensa de las instituciones sin percatarse, con la ingenuidad del colombiano de buena fe, que lo que está es sacando de los medios el tema de la salud del presidente para reemplazarlo por el de su propia salud y exponiéndose a los medios con una dicción afectada y una emocionalidad exagerada producto de la conversación con Santos, características que el público no lee con benevolencia sino con preocupación.
Se sabe que Juan Manuel Santos habría llamado a Angelino a decirle que él no tenía nada que ver con lo que estaba haciendo Útil Barreras. Angelino llega a la Santa Fe y Juan Manuel le dice con tono indignado que lo que el legislativo está haciendo es socavar la institucionalidad y que él le ruega que por la dignidad del Ejecutivo, se niegue a tan denigrante afrenta.
Angelino se sorprende y se siente nuevamente parte del equipo, no del de los enfermos, sino del de los “alentados”. Sale en la tarde a enarbolar la tesis de la defensa de las instituciones sin percatarse, con la ingenuidad del colombiano de buena fe, que lo que está es sacando de los medios el tema de la salud del presidente para reemplazarlo por el de su propia salud y exponiéndose a los medios con una dicción afectada y una emocionalidad exagerada producto de la conversación con Santos, características que el público no lee con benevolencia sino con preocupación.
¿Qué hizo Santos?
Primero, sacar el cáncer de próstata de la prensa y por ahí derecho lanzarlo por la senda hacia el hoyo negro de la amnesia Colombia. Algo muy parecido a lo que ha pasado con el cáncer de Chávez en los últimos meses; pocos hablan de eso y poco importa en el debate electoral del domingo.
Segundo, convence a Angelino de que son un equipo monolítico y Angelino sale agradecido por tanta solidaridad, sintiéndose uno solo con Santos y sin darse cuenta que lo que Santos va a lograr horas después es volver a poner a Angelino en el ojo del huracán y a reemplazar el cáncer de próstata por un ACV perverso y eventualmente incapacitante.
Tercero, ir creando en la opinión pública la idea de que el que de veras está enfermo es el Vicepresidente y que eventualmente, cuando las cosas lo ameriten más adelante o cuando al Vicepresidente le dé por hablar de víctimas o derecho humanitario en épocas de diálogos de paz, sea fácilmente removible del camino de la Oculta Agenda de Paz.
No de poker sino a tres bandas, pero perversamente Magistral.
Primero, sacar el cáncer de próstata de la prensa y por ahí derecho lanzarlo por la senda hacia el hoyo negro de la amnesia Colombia. Algo muy parecido a lo que ha pasado con el cáncer de Chávez en los últimos meses; pocos hablan de eso y poco importa en el debate electoral del domingo.
Segundo, convence a Angelino de que son un equipo monolítico y Angelino sale agradecido por tanta solidaridad, sintiéndose uno solo con Santos y sin darse cuenta que lo que Santos va a lograr horas después es volver a poner a Angelino en el ojo del huracán y a reemplazar el cáncer de próstata por un ACV perverso y eventualmente incapacitante.
Tercero, ir creando en la opinión pública la idea de que el que de veras está enfermo es el Vicepresidente y que eventualmente, cuando las cosas lo ameriten más adelante o cuando al Vicepresidente le dé por hablar de víctimas o derecho humanitario en épocas de diálogos de paz, sea fácilmente removible del camino de la Oculta Agenda de Paz.
No de poker sino a tres bandas, pero perversamente Magistral.
Por si las moscas, advierto a
los lectores de este Blog que el contenido de esta entrada es producto de la
ficción.
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