sábado, 20 de octubre de 2012

Los errores de Camila y “Julito”


Twiffo / Oct 16th 2012

Hoy no fue un buen día para Camila Zuluaga. Tuvo un mal día como los tenemos todos, pero sus errores ponen al descubierto la falta de profesionalismo de nuestro periodismo, particularmente el radial, padecido en exceso en Colombia.

1. Relación con Angela Soto. Dada su relación personal con la encartada Angela Soto, protagonista de la grabación, Camila no debería haber participado de la entrevista, particularmente si la entrevista se centraba en esa grabación. No es un tema de inhabilidades o incompatibilidades que tanto gustan en nuestro medio, como tampoco de conflicto de intereses, término realmente aplicable al caso. Simplemente le pone una carga emocional a su entrevista, la cual se notó, restándole la imparcialidad que espera el oyente y la credibilidad de la que vive el periodista –o mejor debo decir de la que debería vivir-.

2. Julio Sánchez “se salió de casillas” porque Andrés Felipe Arias le contó que ninguno de los delitos que se le imputan tienen que ver con la financiación de su campaña, lo cual es cierto. Un periodista no se puede molestar con el imputado sobre su rosario de imputaciones porque esas no las escoge el imputado; se las imputa el ente acusador. Por eso se llaman imputaciones, no confesiones. Pero aún peor, eso lo que demuestra es que ni siquiera conocen cuáles son los delitos que se le imputan al entrevistado ni en qué consiste cada uno de ellos. El hecho de ser periodistas no los releva de su deber de prepararse, especialmente si quieren llevar la entrevista de la honorabilidad, de la que todos se sienten habilitados para juzgar, a la juridicidad; por lo menos estudien primero cuáles son los cargos y de qué se tratan si quieren conducir una entrevista con conocimiento. La salida de casillas es el callejón de la ignorancia.

3. Es recurrente la falta de asesoría jurídica en la W. Los “internos” que llegan a cabina durante las entrevistas distan de ser una verdadera asesoría jurídica y en las más de las veces son de amigos que no son especialistas en el tema o de espontáneos más ignorantes en la materia que los entrevistadores, amén de los que tienen intereses en el tema y azuzan sin compasión. Azuzar no es acertar. Y por favor, Carlos Ruiz es un redactor judicial.

4. En Colombia los medios se han encargado de confundir la administración de justicia, constitucionalmente conferida a los jueces, con la atribución de editorializar y por ahí derecho deshonrar, adular o victimizar a las personas a partir de la íntima convicción del respectivo periodista. Una parte de ese error se debe a la mediocridad que aqueja a nuestra justicia y su tendencia a aparecer en los medios, cosa que no pasaba en la respetabilidad de que gozaban nuestros jueces. Pero la gran responsabilidad la tienen los mismos medios que confunden la noticia y la imparcialidad de la entrevista con el derecho que también tienen a editorializar. En la entrevista no se editorializa como en el editorial no están en la obligación de poner nada distinto a su opinión. Esta confusión, ya no puede ser ignorancia; es falta de ética.

5. No contenta con la mañana y seguramente movida por tanta crítica, a las tres de la tarde Camila resuelve devolver la lluvia de críticas con un "tweet" en el que se pregunta si tanto “tuitero” hará publicidad “gratis” en una aparente alusión a la hinchada de Andrés Felipe Arias en las redes sociales. Salida desesperada pero muy desafortunada. Si hay un lugar donde la opinión es libre por excelencia son las redes sociales, las mismas que ella emplea, ella sí para capturar oyentes como lo hacen todos los periodistas. ¿Pero que eso lo haga el "tuitero" del común? ¡Por favor! La palabra PUBLICIDAD no tiene cabida. Y lo que menos cabida tiene y por lo cual le acabó por caer todo un chaparrón, es porque las redes sí no perdonan que se vea la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Si resultó “beneficiaria” de $35 millones de pesos de los Nule y su amiga de la entrevista habría pecado por un posible favorecimiento indebido, ¿cómo se atreve siquiera a insinuar eso en Twitter? Ni ignorancia ni falta de ética...

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