Cuando Juan Manuel
Santos asumió la presidencia, anunció con bombos y platillos que el suyo sería
el gobierno de la “Urna de Cristal”, uno que todos podrían auscultar y desde el
cual el Gobierno miraría a todos los costados, planteando así un estilo
gerencial de doble vía.
El paso del tiempo nos
permite concluir que la “Urna de Cristal” era un anuncio más de un presidente
al que su pasado de periodista le dejó impreso en su ser aquello de que un
titular hace más que mil páginas de explicaciones y argumentos. La
urna parece tener encerrado al Gobierno, mostrándole una realidad alterada por
los prismas del cristal.
En la reciente asamblea anual
de la ANDI que tuvo lugar en Cartagena, los asistentes a la misma pudimos
darnos cuenta del absurdo nivel de desconexión del Presidente y de sus
ministros de la realidad nacional.
Con perplejidad, vimos
a un gabinete que pasó al frente con espectaculares presentaciones, que más
parecían la infografía de quienes viajan por el mundo promoviendo a Colombia
como destino de inversión, que un accountability,
que era lo que al fin y al cabo estaba esperando un auditorio integrado por los
más importantes representantes del sector empresarial colombiano.
Uno tras otro, los
miembros del gabinete trataron de convencernos de que acá todo está muy bien,
que no ha sucedido nada en materia de seguridad, que el supuesto
reverdecimiento de las acciones criminales de los terroristas es una “percepción”
y que la economía colombiana será inmune a los coletazos de la alterada
economía occidental.
Tanto no coincide esa
versión de la realidad del país con el sentimiento generalizado de los
empresarios, que la intervención más aplaudida corrió por cuenta de uno de
ellos, el Dr. Carlos Enrique Moreno, quien con una presentación tan sencilla
como juiciosa, supo recoger temores y preocupaciones con los que el auditorio
se identificó y agradeció con generosa ovación.
Capítulo aparte merece la
indelicadeza, por decir lo menos, del Capitán Alfonso Salas al agitar al aire facturas
de servicios portuarios de su cliente Corona, especialmente cuando claramente
no entendió -o se hizo el que no entendió- las cifras presentadas por el Dr.
Moreno, confundiendo servicios portuarios con cadena de logística y olvidando
que estaba en un foro de entendidos en la materia.
No se trata de hacer
oposición por hacerla, ni de decir, ni más faltaba, que el Gobierno ha fracasado
en todos sus esfuerzos. Pero sí resulta cuando menos sorprendente que el
gabinete en pleno y el Presidente de la República tengan el coraje de decir,
sin rubor alguno y ante el empresariado colombiano en pleno, que todo está
marchando en orden.
Aquello me lleva a
pensar que en efecto y gracias a la acción del sanedrín de Casa de Nariño, el Presidente
está desconectado de la realidad nacional, creyendo que los rimbombantes
titulares de la prensa nacional y extranjera son fiel reflejo de su gobierno. Quienes
legítimamente creemos que el gobierno ha perdido el rumbo, nos quedaremos
esperando los ajustes que millones de colombianos, reflejados en las encuestas
de opinión, estamos demandando.
Tal vez aún no hemos
llegado a un punto de no retorno, pero éste se vislumbra no muy a lo lejos. El
gobierno aún tiene un par de meses para hacer un alto en el camino, reacomodar
sus cargas, redefinir sus prioridades y reencauzar a la nación por el camino
que durante 8 años trazó el presidente Alvaro Uribe.
Esperemos que Santos
tenga grandeza y acepte los errores. Que anteponga los intereses superiores de
la Patria a su propia vanidad política. Acá no se trata de una emulación entre
el “santismo” y el “uribismo”, sino de algo mucho más grande que es la
supervivencia misma de la nación. Ya está probado que la doctrina de la
Seguridad Democrática es mucho más efectiva que unos cuantos titulares de
prensa que aunque satisfagan el ego, desconectan al gobierno de los
gobernados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario