domingo, 9 de diciembre de 2012

El silencio de los inocentes


En La Paradoja del ministro de la Defensa (http://www.semana.com/opinion/paradoja-del-ministro-defensa/189387-3.aspx) el contratista gubernamental León Valencia devela su frustración porque las encuestas muestren un descenso de 20 puntos, en tan solo dos meses, en la confianza y credibilidad ciudadana en los diálogos de paz. Pero no le atribuye ese resultado al comportamiento criminal y mentiroso de las Farc, como correspondería, sino que resuelve “trapear la casa con el ministro Pinzón”.

Ya las Farc se habían quejado de que su dolce vita Habanera solo se ha visto incomodada por las declaraciones del ministro de la Defensa. A Valencia, energúmeno porque el anunciado fracaso empiece a dar tempranas muestras, se le antoja que Pinzón hace mal en condenar actos terroristas, en denunciar el secuestro continuado o que le afecte aunque sea un poco el que las Farc asesinen menores de edad en la noche de las brujas.

Si alguien todavía duda del tapen-tapen, que vea no más el descaro con que abiertamente lo cohonesta Valencia en su columna asesora de opinión. Más grave aún que lo califique como una errada estrategia de comunicaciones olvidando que la tarea del ministro, que le resulta incómoda, es un deber constitucional superior del Estado, no el juego mediático que tanto interesa a los áulicos asesores de Palacio y los medios favorecidos con la mermelada.

Para Valencia, el enemigo no son las Farc sino el uribismo. Pero es tan enceguecedora su obsesión que no se da cuenta que en lugar de afectar a Alvaro Uribe, con su columna hace quedar muy mal al Gobierno que quiere asesorar para que el circo le salga bien.

Al denunciar, según el decir de un alto funcionario del Gobierno, que la reciente labor de Juan Carlos Pinzón solo pretende “calmar al uribismo”, Valencia confirma que la agenda del gobierno la sigue poniendo el ex presidente Uribe; segundo, revelaría que las denuncias del uribismo contra el maltrecho proceso son tan relevantes que solo por ellas cumple con su deber el ministro de defensa. Entonces, si no fuera por dichos señalamientos ¿el ministro Pinzón no haría su trabajo? No solo me parece ofensivo con Pinzón sino que sinceramente lo dudo. Tercero, demostraría que el orden público no interesa al Gobierno nacional por la vida de los ciudadanos que juró defender sino por su incidencia en los diálogos de La Habana. Con razón decimos que a nuestras Fuerzas Militares las desmoraliza este proceso de paz y que este Gobierno trabaja en función de las encuestas.

Sin proponérselo y seguramente queriendo hacer lo contrario, deja muy mal parado al Gobierno nacional queriendo hacer eco de las molestias del Secretariado con el ministro Pinzón.

Pero además, en desafortunada frase final le endilga conveniencias al ex presidente Uribe. Me atrevo a suponer que como a millones de colombianos, al ex presidente Uribe lo que le conviene es la paz. Sin embargo, según Valencia y el alto funcionario gubernamental que dice le ha servido de fuente, lo que parece convenirle a las Farc y al Gobierno es el silencio de los inocentes. 

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